La historia de Olena, salir de tu hogar para volver más fuerte (parte II)

La pasada semana os presentábamos la historia de Olena y su familia de acogida. En el artículo anterior conocimos cómo una niña de una región rural del norte de Ucrania conoció a una familia de Errentería a través de la ONG, Chernobyl Elkartea, y llegó a convertirse en una más. Cómo, a través de los años, la guerra llegó a las puertas de su casa y, una vez más, la gente con la que había creado un vínculo inquebrantable a miles de kilómetros volvía a mover cielo y tierra para alejarla del peligro.

La esperanza llega otra vez a Errenteria (parte II) 

Al final de nuestra primera parte de este relato Silvia, Sergio, Maider e Iván (la familia de Olena en España) recibían buenas noticias desde Ivánkiv. La asociación Chernobyl Elkartea proponía a la familia traer a  Olena y a su madre de regreso al País Vasco. Rápidamente, Silvia y Sergio aceptaron la propuesta y comenzaron una nueva batalla (esta vez burocrática) para poder tener de nuevo a Olena en casa. 

Fueron días de mucha incertidumbre, desinformación y un trabajo impagable por parte de las voluntarias y voluntarios que estuvieron gestionando la partida de Olena durante casi dos semanas. “El mayor problema era que nuestra ciudad estaba sitiada y el ejercito ruso no nos permitía abandonar nuestras casas recuerda OIena.

Un largo viaje hasta los suyos 

Mientras la familia Barbados-Hernández gestionaba la expatrición de Olena y su madre, la joven y su familia recibían una visita llena de esperanza. “Recuerdo que el pasado 10 de abril vino a visitarnos mi prima a casa y nos contó que una familia española estaba intentando contactar con nosotros”, “evidentemente, eramos nosotros intentando que vinieran a casa” añade Silvia. 

Con la noticia de esta familiar llegó también la revolución a la casa de Olena. Tras hablar las mujeres, la madre de Olena fue a buscarla y le dijo que no había tiempo, debía salir ya con su prima para poder llegar a España. “No me dio tiempo a coger casi nada, ni mi ropa ni mis pertenencias. Casi con lo puesto tuve que dejar a los míos en Ivánkiv y huir en el coche de mi prima en dirección a Kiev” nos cuenta Olena. 

Desde ese momento, Olena junto a otras mujeres y menores de su familia, salió corriendo hacia Kiev, donde permanecieron una noche refugiados en la casa de unos conocidos de su familia. Al día siguiente, el 11 de abril, comenzaba una auténtica maratón para Olena. “A primera hora cogimos un tren desde Kiev hacia la frontera con Polonia, tras diez horas de viaje llegamos al lugar y allí me separé de mi prima y el resto de familiares. Tuve que pasar una noche más ya en territorio polaco, refugiada en un convento junto a otras personas. Un día más tarde pudieron introducirme en un autobús con destino a España. Fueron 36 horas de viaje muy largas y llenas de incertidumbre” apostilla la joven.

Olena, feliz, en  las calles de Errenteria.

El reencuentro más esperado 

El pasado 15 de abril a la madrugada, el bus procedente de Polonia llegaba a Errenteria y traía consigo a una cansada Olena que pudo recuperar parte sus fuerzas gracias a la alegría de reencontrarse con su familia de acogida. 

Silvia todavía recuerda emocionada “la labor de esas y esos voluntarios. Es increíble como sigue habiendo gente, que sin recibir nada a cambio, ayuda a las demás personas, acompañándolas durante 36 horas en un autobús, facilitando que lleguen a salvo. Son gente que ha cambiado sus días de vacaciones por ir a ayudar a niñas y niños como Olena, es increíble”. 

Olena, Silvia, Sergio, Maider e Iván no han querido dejar pasar la oportunidad sin agradecer a nuestra compañera Mamen, de MC Peluquería, “todo lo que ha hecho por la niña y por esta familia. Sin ella todo habría sido mucho más difícil. Le estaremos eternamente agradecidos y la llevamos siempre en el corazón” afirma la familia emocionada. 

Olena se reune con Iván y Maider tras 36 horas en un bus. 

La vida en España, otra vez 

El trepidante viaje de Olena para reunirse con los suyos se ha convertido en un recuerdo imborrable para esta familia, pero lo más importante es que Olena puede volver a disfrutar de la seguridad y seguir creciendo como persona. “Ahora estoy muy feliz porque vuelvo a estar con mi familia de acogida y he vuelto a salir con mi hermana, Maider, y el resto de las amigas, a las que hacía mucho que no veía”, nos cuenta Olena. 

Por otro lado, la joven ha vuelto a retomar algunas de sus pasiones, como son el arte y la danza. Actualmente, Olena se encuentra inmersa en el estudio y práctica de la pintura, que le apasiona, y lo compagina con las clases de Zumba. “Es fantástico poder volver a hacer cosas de mi edad y disfrutar de mi familia de acogida”, nos explica la joven. 

Por su parte, su familia sigue librando otra batalla “seguimos peleando con la Administración para que Olena legalice su estancia aquí. No puede acceder a los estudios y continuar creciendo si no regularizamos su estancia. Sólo pedimos que agilicen los trámites cuanto antes ya que Olena necesita seguir desarrollándose” nos explican Silvia y Sergio.

Una de las obras pintadas por Olena

Salir de tu hogar para volver más fuerte 

En cuanto Olena pueda volver a sus estudios, ella lo tiene claro mi idea es volver a estudiar mi grado de Administración de Empresas (que dejé a medias en mi país) y seguir formándome para que, cuando esté lista, volver a mi país como voluntaria primerio, para ayudar a la gente que se ha quedado allí, y como ciudadana después reconstruyendo mi hogar y ayudando al país a recuperarse” finaliza Olena. 

Actualmente, la joven sigue feliz con su familia de acogida mientras crece y sigue formándose para volver más fuerte y sabia a su país. Desde PELUQUER@S CON UCRANIA sólo que podemos dar las gracias a esta increíble familia por su testimonio, a nuestra compañera Mamen por compartir esta historia y ati, que nos estás leyendo, por colaborar para que más personas como Olena puedan, algún día, volver a su casa y ayudar a reconstruir sus hogares y su país ¿ME AYUDAS? 

Olena, Silvia, Sergio, Iván y Maider.